El amor
El amor es sufrido, es benigno;
el amor no tiene envidia;
el amor no es jactancioso, no se envanece,
no hace nada indebido, no busca lo suyo,
no se irrita, no guarda rencor;
Todo lo sufre, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
El amor disculpa sin límites,
cree sin límites, espera sin límites,
aguanta sin límites.
La primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12:31-13:8
El tema de hoy es reconfortante, conocido y desconocido según cada persona. Es apasionante y apasionado. No tiene límites aunque a veces hay quien se los ponga. El amor es de encuentros y desencuentros. Suele ocurrir que pasas toda una vida buscando y no llegua. Sin embargo, cuando menos esperas de él aparece con los rayos de sol o con la conspiradora luna.
El amor ha inspirado a clásicos, románticos, trovadores y poetas, músicos de toda condición, escritores y charlatanes. Ha servido como fuente inagotable de películas y series televisivas. Como escusa a esos denostados programas del «corazón».
No conoce fronteras, ni pasaportes ni espacios de seguridad. El amor religioso, formal, de verano, de entretiempo, de juventud, de senectud, de pandemia, futbolero y toreril.
El amor no inspira nunca a los políticos, éstos pasan de él. Están más preocupados por mantenerse en el poder que de poder ofrecer gotas deliciosas de amor entre sus votantes.
Al amor no le viene bien la chabacanería, la rabia, el odio, la homofobia, la estupidez, la envidia, la mentira, el engaño, la deslealtad…
El amor se viste bien con la elegancia, la empatía, la admiración, el respeto, la honradez, la conformidad, la verdad, la realidad, la lealtad…
Querido lecto disfrute del amor de cualquiera de las maneras, que aparezca en nuestra vida todo un magno acontecimiento… sentirlo no tiene parangón.
Por Jacobo de la Mora
México DF, 2021