ANTE SU MALA SUERTE
(Frente a la tumba de una mujer)
Junto a la cumbre que remata un mamotreto,
donde luz no hay a pleno día,
los borrascosos panales de esqueletos
abruman mi fatal melancolía.
Quiero olvidarla, y ya me iría
a la sombra de un encinar triste y doliente,
si contarle pudiera mis alegrías
en ese angosto lecho tan silente.
Ciénaga azul, que sabe a muerte,
que se acompasa de unas sombras infinitas,
cuando se acerca, paulatinamente,
el principio del fin de nuestra cita.
Para llorar conmigo tengo a mis penas,
esas que llenan mi soledad con hombradía;
para contarle cosas, mi serena
voluntad de saber que no sabía.
Hola y adiós, todo al momento.
¿Y los tiempos que perdimos en la nada?
Ya nos parecen tales cuentos
que, dicen, nos contaron tales hadas…
Francisco J. Caballero Torino (Hace tiempo)