COMO CASI TODOS
Yo, como casi todos, también tuve,
antes de estar poseído por la tristeza,
ojos de miel y labios de seda.
También, como casi todos,
tuve todo el tiempo del mundo
para andar de feria en feria;
y esperé, como casi todos,
a que ella pasara por mi puerta,
mirando al soslayo desde el quicio
con la esperanza de que me viera.
También, como casi todos,
me enamoré de quien no debí
y se enamoró de mí quien no debiera.
Y, como pocos, dormí por placer en una era,
toqué una guitarra arcaica y negra
y me cubrí con la luna hasta que amaneciera.
Y, como pocos, en un cuarto oscuro,
mastiqué con amargura todas mis penas.
Y fui, como pocos, un presunto calavera.
Y conocí a más de uno que, más que presunto, era.
Y en fin, como casi todos, anduve
por el mundo sin que nadie lo supiera.
Y, como todos, seré ceniza de futuro;
olvidado, como cualquiera.
Francisco J. Caballero Torino (Verano 2016)
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Nunca será olvidado aquel que deja huella. Felicidades por tan profundas palabras. Saludos.
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